miércoles, 9 de abril de 2008

Yeah. And dogs should stop licking themselves. It's not gonna happen.


Como persona normal que soy, ayer día martes me levanté a las 8 en Canarias (esa hora en la que aquí todavía no están puestas las calles) y fui a mirar el correo. Primero pensé que tenía una arrítmia, luego descubrí que sólo era un pálpito: sabía que tendría un e-mail (corrección: sabía que tendría un e-mail que no fuera de infojobs). Podríamos considerar esto como una psicopatología adictiva, pero prefiero seguir con mi idea del pálpito (si separamos esta palabra en dos –que no tres- sílabas suena raro).

La cuestión es que mi amado profesor no tenía otra cosa mejor que hacer la madrugada del lunes que mandarme un mensaje diciéndome que era posible que esa misma mañana fuera a hacer mi prueba física.

Stop. Momento de dudas: 1) ¿qué es una prueba física?, 2) ¿eso no se hacía sólo en el cole?, 3) ¿te refieres al test de Couper?, 4) ¿Haces INEF a distancia?

Una prueba física, queridos koalas sin dedos, consiste en "correr en una cinta que cansa mogollón y que luego te dejan ducharte"(confesiones reales por parte de un alumno experimentado). Además, debes cumplir con unos requisitos previos como son: no haber tomado ninguna medicación (bien, suerte que ayer no me drogué), no haber tomado alcohol (sabía yo que el whisky antes de dormir no me iría bien...), tratar de dormir 6 horas (¿y si son más?) y (el importante) NO TOMAR CAFEÏNA.

Y ahora os diré algo que es completamente secreto de estado y que no debéis comunicárselo a nadie (oye, tú, guapito, ¿qué haces mandándole un sms a mi profe?): tomé café. Sí. Lo confieso. Pero lo más depresivo del asunto es que ME LLEVÉ YA PLANEADA UNA EXCUSA POR SI ME PREGUNTABAN, que decía así: "no, es que fíjate que justito justito leí el mail cuando precisamente, es que como son las cosas, ¿eh?, pues digo, que leí el mail juuusto cuando me estaba tomando un café; ¡si es que no somos nadie...!".

Me reí maliciosamente, le robé los pantalones de chandal a mi hermano (y ya es triste llevar pantalones de niño) y me fui dirección ferrocarril, con la mentira metida en el bolso.

Durante el trayecto ("evitar hacer actividad física")(ah, ¿pero media hora de andar no es mucho ejercicio, no?), repasé todo mi material escolar para hacer la prueba. "Llevo los pantalones...el tooop... la goma de peeelo... las bambas... los calc... NO, MIERDA, NO; ¡ME HE DEJADO LOS CALCETINES EN CASA!". Pero no iba a volver, porque una hora de andares ya se considera actividad física intensa (media no), así que tenía que pensar una alternativa. Y mi mente, que pensaba muy bien porque tenía los neurotransmisores activados por el café que no me podía tomar, recurrió a comprar unos en un chino. Y SÍ, LOS CALCETINES ERAN VITALES porque debía hacer la prueba mejor que nadie. En un chiste de van dos chulos por la calle y se cae el del medio yo sería la tercera chula (risas). Así que necesitaba calcetines costase lo que costase.

El gran recurso es el chino. Curiosamente hay uno en cada esquina. Pero cuando tienes esa prisa y ansias colosales por encontrar uno, Murphy va y los esconde todos. Los chinos y las escaleras del Corte Inglés todos escondidos en una dimensión paralela. Así que lo que acabó siendo media hora de caminata, terminó convirtiéndose en una hora y media tranquilamente. Arriba-abajo la Rambla hasta que al final, con la desesperación, me metí en una tienda DE COSAS PARA EL HOGAR y manda calcetines que encontrara unos allí. Qué mal está el mundo.


En próximos episodios les contaremos cómo sobrevivió Sandra a la prueba física (lo de resumir no es lo suyo).