lunes, 26 de febrero de 2007

La gran gala que no vi


Hay algo más genial que haber ido de viaje a Túnez: la gala de los oscars. La parte mala es que no la he visto, pero yo de imaginación tengo mucha. Además, soy consciente que en otra vida fui actriz de Hollywood; no lo cuento porque luego la gente te mira mal, pero estoy segura. Claro pasa que luego no encuentro ni los vestigios de mi traje de gala y me creo yo sola una gran disonancia magnética que para qué. Ya lo dicen, que la envidia es mala. Pues anda y que me dejen un vestido de Armani o Versace.

Aunque no sé yo si sabría andar con eso. ¿Deben ir a saltitos cual programa de Gran Prix en la prueba de los Bebés Adultos (y la vaquilla; que siempre está la vaquilla por medio –cada programa una distinta, y con la explicación de su ficha personal pertinente-)? No las valoramos lo suficiente; pobres. Luego son desprestigiadas con frases como: “claro, con el maquillador de MaxFactor, cualquiera. Oye, pues seguro que con el pijama de estar por casa no es tan guapa…”. Vamos a ver, si la belleza no ha llamado a nuestra puerta, dejémosles a otros que disfruten de ella. Ya llegará, igual es que ha perdido la dirección de tu casa…

Ayer hasta las dos de la mañana mirando cosas por Internet. Ya me podría organizar alguien una recolecta para abonarme al canal plus (más las mensualidades pagadas). Si empezamos ahora, el año que viene ya podré ver la gala en movimiento, y no sólo en imágenes. Pensadlo, es que es un negocio. Anda mira qué egoístas, ¡¡pues claro que vosotros también ganáis!! ¿Hay algo más bonito que verme sonreir? No, eh, no.

Si alguien tiene algún contacto y me puede llevar al Kodak Theatre, yo me dejo; aunque ya es abusar. Pero sería adorable que me dijeran algo así como “[La diseñadora de vestuario Zandra Rhodes] La fantástica actriz Sandra pasea su estatuilla dorada, ataviada con un vestido sacado del baúl de sus recuerdos y complementos indescriptibles”; que esta frase te viene diciendo que eres cutre y hortera, pero suena bien; así como con eco y efecto doblesoundround (dejadme, que ayer vi la película del DiCaprio y me volví loca con tanto helicóptero y el efecto este).

Y ahora que hablo del Dicaprio, qué indignada estoy. Se merecía la estatuilla (de paso aprovecho para comentar por qué demonios las harán desnudas). Y tuvo que ganar Forest Whitaker. Pues menuda una gracia.

Pero no me quejaré (aunque es bien sabido por todos que me encanta hacerlo). No he visto la gala, pero he podido correr por en desierto encima de un animal pseudoencelo-pseudoenajenado mental (esto no viene a cuento pero así me pego el moco de haber ido de viaje). He visto como se pintaba el cielo de colores púrpura mientras descansaba en un jeep a las 4 de la mañana. He intentado fundirme con la arena del pueblecillo más encantador que he visto hasta el momento. Me he perdido en la inmensidad de un oasis mientras un hombre arrastraba mi cuerpo en un carro de caballos.
Y me he reído hasta dolerme el costado. Con los pliegues en forma de lazo de la mujer de la limpieza. Con la nota que le dejamos agradeciéndole sus dotes de artista. Con los bailes que una amiga y yo protagonizamos en una discoteca en la que sólo estábamos ella, yo… y el dj. Con la grabación de nuestros bailes patético festivos por parte de unos jóvenes del hotel. Con el título de Miss Asturias que me ha otorgado un vendedor ambulante. Con la ruta turística realizada con el fin de asustar (más bien hacer reír) al personal del hotel y amigos varios, protagonizada por dos momias que se movían de forma extraña y emitían sonidos de muertos afónicos.
Y me he sorprendido de lo estrambótica que puedo llegar a ser. Quedándome encerrada en una habitación durante dos horas mirando Cuéntame. Depilándome el bigote (tengo hormonas masculinas) delante de todos. Desarrollando mis dotes de ladrona, robando comida del buffet del hotel. Chillando mientras el avión despegaba –con elevación de manos incluida y movimiento rotatorio de torso- y no pasar vergüenza cuando TODO el personal se giró para contemplar al extraño ente histérico.
Aún así, me acepto.

No tengo el canal plus, y además hago cosas raras cuando viajo. Soy un buen fichaje para una lista de contactos.

A todo esto, ¿quién es Forest Whitaker?

viernes, 2 de febrero de 2007

De ruta turística por las bibliotecas barceloninas

No soy persona. No; y ya está. ¡¡Que me he planteado hasta hacer un fotolog!! No se puede ser ya más enfermo. Aunque los fotologs tienen su gracia, oye. La gente es que sabe hacer fotos. Yo no. Pongo cuatro caras combinadas con pose de power ranger y ya me creo que he cumplido. Y para tener un fotolog se ha de ir más allá: es básico un dominio del fotoshop. Me parece que con mi curso avanzado de paint no me convalidan la asignatura. Una pena. Pero mejor, eh, mejor. Porque lo de combinar la foto con el texto, tampoco se me da bien. Yo te puedo poner una foto mía (me he dado cuenta que la fase del egocentrismo, que un buen hombre llamado Piaget dijo, no la he pasado. Ahí me he quedado; con mi sujeto experimental de dos primaveras que usé antaño para ir de que “hago algo en psicología evolutiva”), y como máximo la decoro con dos rayas horizontales del paint. Ahooora no me pidas que lo relacione con el texto, porque eso ya sí que no. Lo de elegir entre la canción de moda, el poema del más freak para ir de moderno, me puede. Aunque lo que me remata son las explicaciones vivenciales de gran hermano: “hoy me he levantado y me he comido tres peras. Luego he ido al váter pero no había papel. Y joder le he dicho a mi madre que de qué iba…”. Que sí, que sí. Que yo soy la más Maruja. Pero de ahí a contar cuantos pedos te tiras durante el día, va un trozo. ¿Y qué decir de las dedicaciones? Yo creo que no he pasado por ninguno (es que critico pero en el fondo me gustan. Es una manía que tengo: me encanta quejarme de X, aunque X no me moleste. Creo que mi maduración va como los cangrejos, y tengo mentalidad de yaya) sin el típico comentario de “porque eres genial, porque eres el único que sabe hacer manteca de cacahuete (que por cierto, ahora me comería tan ricamente –esto último lo digo mucho. Pero tiene que ser entonado con gracia y tono de Maruja barra sevillana barra algo raro-), porque y porque”. Así no se puede ser original (sí, pero y la gracia que te hace cuando te dedican uno de esos, qué).

Nada, nada. Que mi rabia está clara: como no tengo un fotolog canalizo y atento. Y ya que estamos (no estamos pero una intenta seguir el hilo argumental como puede), yo sería un buen espécimen para una serie televisiva, con todas estas neuras que me entran. ¿Por qué no me contratan los de Aída? Ah, como la Sandra es tonta… pues no, eh. No. Que la Sandra se pasa el día en la biblioteca y hace cosas tan útiles como murallas chinas con tetrabricks de zumos u obras arquitectónicas de la talla Babel. Tan tonta no será.

Y no sé que digo. Tanto momento salsa rosa y…¡¡yo tengo un blog!! Anda que no somos unos freakies todos…
P.D: He decidido desde vender mi cuerpo hasta montar una parada de limonadas -con tenderete montado, al más puro estilo de película americana- a 50 céntimos en medio de mi uni al androide intergaláctico que se digne a contarme cómo exterminar los malditos popups con la música de la paulina rubio, entre otras. No duermo por las noches. Cuando lo consigo, tengo pesadillas. ¡¡Qué gracioso habrá inventado esa publicidad tan odiosa!! A ver que alguien me diga quién pretende que me vuelva una neurótica...
P.D II: Si me ducho muy frecuentemente, ¿puedo conseguir que mute mi ph? ¿Será ácido? ¿Servirá la prueba de la acetona para ver si soy más anormal de lo que ya pensaba que era -graciosa prueba que consiste en hacer pipi sobre un minipapel y conseguir no mojarte los dedos de... bueno, de eso-?